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¡Vaya y vaya colección de apuntes, los del amigo Paco! Así da gusto. Siempre es bueno que haya alguien a quien odiar. ¡Gggrrrr…!
Lecturas para los cuadernistas viajeros.
LOS INDIOS JÍBAROS
«De todas las tribus semisalvajes del Ecuador, la de los jíbaros es la más numerosa y más organizada, pero al mismo tiempo, la más aguerrida y temible. Parecen tener un odio ancestral hacia el hombre civilizado.
Al principio, los españoles lograron reducirlos y fundaron ciudades populosas en su territorio, como Logroño, Sevilla de Oro, Huamboya, etc. Sin embargo, en 1599 los jíbaros se sublevaron violentamente, exasperados por los abusos del gobernador de Macas.
Bajo el mando del cacique Quiruba, arrasaron estas ciudades, mataron a cuanto blanco encontraron en la selva y se llevaron a las mujeres jóvenes como esclavas. Desde entonces, durante los cuatro siglos y medio transcurridos, ha sido imposible reconquistar a los jíbaros, ni por la fuerza ni por la religión.
Esta raza está dividida en numerosas tribus, que ocupan un extenso territorio al pie de la cordillera oriental, desde el rio Chinchipe hasta el caudaloso Pastaza.
Los jíbaros aman la libertad más que cualquier otra cosa. Son muy vengativos y rencorosos, y por tal motivo son frecuentes las guerras entre tribus para lavar alguna ofensa. También son polígamos y viven en chozas espaciosas con sus varias mujeres.
Justo es reconocer que no todos los jíbaros son feroces, pues algunos sectores mantienen contacto con el hombre civilizado, especialmente cerca de Macas.
El palta, en cambio, es un pueblo muy belicoso que enseña a sus pequeños a amar la venganza y la sangre desde la más tierna infancia. Una de las causas artificiales que provoca las guerras entre sus tribus o con sus vecinos es el deseo de obtener la cabeza de un enemigo para preparar la macabra «tzantza», o sea la cabeza humana disecada y reducida al tamaño de una naranja.
Este trofeo se obtiene a base de la piel de una cabeza humana a la que se han sacado los huesos, cerebro, ojos, lengua, etc., y se curte, conservándole el cabello, pero reduciendo el tamaño total de la cabeza.
Ello se consigue a base de curtir la piel hirviéndola con hierbas que contienen sustancias contractoras y de golpearla y presionarla con piedras una vez se ha rellenado con arena candente, que además de ayudar a la contracción mantiene la forma de la piel.
Sin embargo, la realidad es que todos los intentos realizados para conocer la técnica de los jíbaros, para dar con la clave exacta de reducir cabezas humanas, han sido en vano.» (Continuará)
En primer lugar, dar la enhorabuena a Paco Galváñ, a demostrado ser un autentico cuadernista, pues ni en veráno, ha dejado «le crayón» descansar.
LOS INDIOS JÍBAROS (Continuación)
«Cuando un guerrero jíbaro obtiene la cabeza de un enemigo se organiza una gran fiesta con danzas, borrachera y una origía final. El Gobierno ecuatoriano prohibe esta práctica macabra y persigue a los infractores, pero los jíbaros ejercen su arte con cabezas de mono y con ellas -a falta de otras- efectúan sus ceremonias secretas.
[…]
Se cuenta en el Ecuador que un explorador recién casado emprendió el penoso al país jíbaro con su esposa, para estudiar las costumbres de este pueblo singular.
La mujer se rindió ante lo penoso de la marcha y regresó a una de las últimas poblaciones blancas que había en el camino para esperar en ella el regreso de su esposo. No tardó en llegar la época de las lluvias y éste no volvía. Pasaron los meses, cambió la estación y siguió sin noticias de su marido, hasta que desesperando de su regreso y dándolo por perdido, la esposa decidió regresar a su país.
Ante, sin embargo, quiso adquirir una «tzantza» como recuerdo y ¡cuál no sería su espanto al reconocer en las facciones de la cabeza reducida y en el color de los cabellos a su propio marido! » («Viaje por el mundo pintoresco», por el Profesor F. C. Bossi y un equipo de colaboradores especialistas: un geógrafo, dos etnólogos, un capitán de marina mercante y un técnico en turismo. Gasso Hnos., Barcelona 1972).
Comprendo que la mayoría de los cuadernistas estéis cagados de miedo, pero la realidad es la realidad. Por eso -en llegar a la selva misteriosa- no deberíamos tardar en hacer un apunte más de siete u ocho minuticos, para no tentar a nadie. Y no quedarse rezagados fotografiando mariposicas. ¡Ánimo! Estoy ansioso por ver los cuadernos de las vacaciones de verano.
Ni tinc quadern d,estiu, ni vaig a ninguna selva…menudo plan!!ufffff
Y que has hecho este verano? con todo el tiempo libre que habrás tenido.