El sábado 4 de febrero, con autorización previa de su dirección, dibujaremos en el claustro del antiguo convento de San José, hoy Complejo Cultural , situado en el paseo de los Reyes Católicos. Al claustro se accede por la entrada a la Biblioteca situada en la replaceta, que es extensión del citado paseo, del Santísimo Cristo de Zalamea, nº 1. Como siempre, a las 10:00 horas.
NOTA INFORMATIVA: Doña Juana de Portugal, madre del Sr. Bernardino de Cárdenas, Marquesa de Elche, devota franciscana, deseosa de tener un convento de esa orden en sus dominios, promovió su construcción sobre una antigua y pequeña ermita situada en el camino a Guardamar y dedicada a San José. En abril de 1561, el santo fray Pedro de Alcántara envió ocho frailes de la Orden Tercera alcantarina que tomaron posesión del lugar y comenzaron las obras, costeadas por los Duques de Maqueda, Marqueses de Elche. La iglesia fue bendecida en 1562; en 1563 profesó el beato fray Andrés Hibernón y un año más tarde tomó allí los hábitos San Pascual Bailon.
Podemos imaginar aquel convento, uno de los escasos edificios históricos a ese lado de la Rambla, alzándose solitario en medio del campo, rodeado del inmenso pinar que se extendía por el margen derecho del Vinalopó hacia Carrús y llegaba hasta los límites de Aspe; que motivó la construcción de una pasarela de madera al final de la Cuesta de Bonus para comunicar mejor el convento con la población y que más tarde sería polo de atracción para la formación de un barrio alrededor del camino a Orihuela, el Raval de Santa Teresa, con la consecuente construcción posterior del puente de Santa Teresa, ya en el siglo XVIII. Aquel paisaje, y el edificio descrito como “uno de los mejores y más hermosos de la Orden”, desaparecieron. El convento fue totalmente derruido en 1678, y tras 25 años de obras, reemplazado por otro nuevo costeado por el marquesado de Elche, que albergó a 54 frailes, dedicados al cuidado de enfermos, a la enseñanza y a cuidar sus huertos regados por la acequia Marchena. De ese conjunto solo queda la iglesia que fue bendecida en 1698, una bella muestra del barroco popular.
No podemos extendernos aquí en desmenuzar su historia, y diremos que, tras la desamortización de Mendizábal, el convento fue convertido en Hospital de Beneficencia (1837). En 1865 pasó a ser de propiedad municipal y tuvo ese carácter hospitalario hasta 1965. En 1887 se instaló en la planta baja un asilo para ancianos que funcionó hasta que en 1919 se trasladó a su emplazamiento actual. En 1980 se redactó el proyecto para construir la Biblioteca y el Archivo municipales sobre el convento de San José, creándose el actual Complejo Cultural.
Durante las obras se derribaron las dependencias del convento y fueron reparados el patio central, las galerías y el claustro, en un proceso en el que se perdieron gran parte de las pinturas al fresco a dos tintas “de un estilo rarísimo” que en estos últimos había, que principalmente relataban episodios de las vidas del beato Andrés Hibernón y San Pascual Bailon.
El claustro es típico de una edificación alcantarina de mediados del siglo XVII, pequeño, sencillo, de dos plantas, con arcadas de piedra, bóvedas y muros, y un aljibe central que recoge las aguas de lluvia, el cual ahora será objeto de nuestros dibujos.
(Fuentes: Ramos Folqués; Pere Ibarra; P. Madoz; Gaspar Jaén).