Llegamos el domingo a Albarracín, después de un tranquilo viaje, y una vez instalados, nos fuimos al parque del río a dibujar para preparar el espíritu y la muñeca de cara al Curso que hoy hemos iniciado. El reencuentro con Albarracín siempre depara emociones que ya conocemos pero que siempre parecen nuevas. Después de hacer los apuntes del río, subimos a la plaza buscando la indispensable cerveza y el rato de descanso en el ambiente fresco y sosegado que aportan los soportales y el rincón de la fuente, interrumpido apenas por el encuentro con los colegas conocidos de pasadas convocatorias y con los profesores.
Esta mañana ha sido el estreno. Después de las presentaciones, la conferencia de Rueda, el director del Curso, ha sido densa en aportación de datos en imágenes y muy didáctica, desvelando el secreto que nos devanaba el seso sobre los silencios en la pintura. Es una gozada poder disfrutar de la sabiduría de este profesor que además la imparte de forma muy clara, directa y sensible.
Al finalizar, se han repartido los grupos de alumnos como es habitual, dirigiéndonos a los lugares asignados para trabajar, comenzando inmediatamente a bocetar a diestro y siniestro, siguiendo la pauta de Síntesis y Análisis. Es importante valorar los espacios en blanco, no aportar demasiada información en los apuntes sino hacer estudios de las posibles composiciones. Por la tarde los bocetos ya han sido en color, con acuarela y lápices de color. El tiempo es bueno, calor seco al sol, pero la sombra siempre es agradecida, y el único inconveniente es el viento que ha soplado a ráfagas a veces bastante fuertes desde mediodía hasta que la tarde languidece, quedando la entrada de la noche con un ambiente apacible, calmado y muy agradable que ayuda a relajarse después de una jornada de intenso trabajo.
Necesito odiaros. ¡Grrrrrr…!